Hoy, gracias a Internet y el uso de las redes sociales como WhatsApp, asistimos cada vez más a cadenas de oración que, para lograr sus fines, amenazan a quienes no la siguen o intentan imponer algo. Pero la Iglesia no acepta que la oración sea así instrumentalizada y devaluada.
Estas cadenas de oración no tienen sentido por razones, como que garantizan el infortunio a quien no lo sigue, lo interrumpe temporal o definitivamente o no lo transmite. Para ello, utilizan falsos testimonios o ejemplos.
Quien hace esto en el nombre de Dios es un falso profeta y comete un pecado grave. Nadie puede amenazar en nombre de Dios.
Entonces, ¿Es bueno enviar estas cadenas de oración?
Otra de las razones es que estas cadenas son engañosas porque fomentan la distorsión y la trivialización de la oración. Y logran su objetivo prometiendo a los participantes un supuesto beneficio personal, de hecho, estas cadenas de oración y mensajes religiosos caen en la superstición.
Imponer condiciones a la oración va en contra de las enseñanzas de la Iglesia, por lo que estas prácticas son realmente ineficaces. Adjuntar su eficacia a la mera materialidad de las oraciones o signos sacramentales, además de las disposiciones interiores que requieren, es caer en la superstición.
El problema de la superstición es que alienta a las personas a confiar en prácticas ridículas, lo que ofende a Dios en tiempos de duda. Es contrario al primer mandamiento de Dios y es una señal de que no existe la verdadera fe, porque donde la religión declina, se establece la superstición.
¿Por qué la oración debe estar motivada por el amor?
Por tanto, la gente que transmite los canales de oración está cometiendo un error, al igual que los que creen en él. Varios son los errores que surgen de estas cadenas de oración, como por ejemplo que utilice la supuesta necesidad de otros para beneficio personal.
Estos mensajes religiosos serían un medio de recibir respuesta a expensas de la fe. Su método mágico afirma poder lograr algo a través de prácticas literales, esto desaparece así el camino de la fe para dar paso al de la superstición.
Estas cadenas son graves porque atribuimos una importancia un tanto mágica a determinadas prácticas, que de otro modo son legítimas o necesarias. Es inaceptable que las personas se vean amenazadas porque no participan en estas prácticas triviales, esto sugiere sentir un temor infundado de Dios debido a las solicitudes de hombres que afirman hablar en su nombre.
La difusión por parte de personas de fe inestable de oraciones e imágenes que contienen falsedades teológicas, debilitando así la verdadera oración y la relación con Dios. Basar la fe en estas cadenas es abandonar a Dios en detrimento de la salvación, las oraciones que quedan sin respuesta conducen a la desilusión y la frustración.
Empujan para tratar de convencer a los demás de propagarlo para ser exaltados rápidamente de manera fácil y eficaz, incluso colocándose por encima de la realización de la voluntad de Dios. Una voluntad que el buen discípulo de Cristo debe cumplir, incluso con esfuerzo, en su vida diaria.
Estas cadenas y mensajes religiosos, cuando se envían por correo electrónico o por chats de WhatsApp, a menudo se utilizan para buscar datos, propagar virus, entre muchos otros.
En conclusión.
Entonces, en resumen, Dios no se deja imponer condiciones y no cumple con los requisitos en lo que respecta a la oración. La oración por los demás debe estar motivada por el amor, no olvidemos que nuestra oración debe ajustarse a la voluntad de Dios.
Ninguna presión sobre él permitirá que se conceda, la oración sólo sirve para ponernos en sus manos, para confiar nuestra vida y nuestros destinos a su corazón benevolente. No podemos manipular a Dios porque no actúa según la voluntad humana, su papel no es distribuir milagros y nuestra relación con él se basa en la confianza.
Debemos estar en comunión con él en todas las circunstancias, quien cree en Dios lo reconoce como Padre y sabe que triunfará, pero que todo esto no tiene nada que ver con la lógica humana. Quien cree en Dios está convencido en el fondo de que la cruz no es el final del camino, cualquiera que crea en Dios sabe que incluso si las cosas no están bien, nunca están solos.
No intentemos protegernos recurriendo a tales medios o prácticas, más bien, asegurémonos de sabernos amados por Dios. Es importante creer en su paternidad como en su providencia, difundamos el amor incondicional de Dios como Jesús nos enseñó.
La verdadera oración es una solicitud por la omnipotencia de Dios basada en la confianza, pero también en el más absoluto respeto a su voluntad. Por eso debemos decir sin culpa no a estas cadenas de oración o mensajes religiosos en WhatsApp, ignorarlos no nos convierte en pecadores, comportarnos más como discípulos al seguir los mandamientos mediante la fe, la oración y el amor de Dios por los demás.